domingo, 7 de septiembre de 2008

Asturies,levanta el puñu!

En Asturies hay un gran padecimiento. Se padece la represión infame que el gobierno socialista está ejerciendo sobre su clase obrera. A palos, y solo a palos, han conseguido cerrar el imponente sector público en que se basaba la economía del país. Al mismo tiempo, con la política de las cataplasmas (subvenciones, fondos, prejubilaciones) han doblegado a una buena porción del sindicalismo y de la afiliación más acomodaticia. La estrategia de Neutralización Nacional lleva décadas en marcha. Se trata de dejar en el País Astur apenas un mínimo sector obrero, para que el nivel de intensidad de las luchas obreras también quede reducido a su mínima expresión. Pero no lo están consiguiendo. La clase obrera asturiana podrá ser una especie en extinción (bajo decreto, eso sí, y no por una inexorable ley natural), pero sigue peleando por defender... aunque sea la dignidad. A ello, las autoridades gubernamentales responden con represión policial y judicial. El escandaloso encarcelamiento de los sindicalistas Carnero y Morala despertó un clamor de indignación y solidaridad en todo el País y en todo el Estado. Pero a los fascistas represores eso no les basta. Nuevas detenciones de activistas obreros están en marcha. A ello hay que sumar otros síntomas de fascismo gradual y localizado en Asturies. Por ejemplo, la estimulación de grupos de Ultraderecha que sirvan de “escuadrones negros” para atemorizar a las fuerzas sindicales, estudiantiles, para aterrorizar a los comunistas, izquierdistas y nacionalistas. En otro orden, está el clima de censura ideológica que se dirige contra cualquier acto o publicación que no encaja con los “pesebres” de la subvención oficial y de la cultura asturiana domesticada (véase el intento de “apagón” informativo a propósito del último libro de Carlos Blanco). Además, desde las más variadas instituciones y foros oficiales se intenta lanzar un mensaje acomodaticio al pueblo astur, diciéndole que ha de conformarse en su papel de receptor amable de turistas y de subvenciones para autovías y museos. ¿Hasta cuándo soportaremos este proceso de colonización y dominación férrea bajo la ley de la porra, la amenaza y la humillación nacional constantes? Los más destacados intelectuales y altos funcionarios del País (la mayoría reúnen en su persona las dos condiciones a la vez) se dedican a hacer mofa del idioma nacional ástur y de sus expresiones culturales, reprimiéndole por doquier (enseñanza, prensa escrita y audiovisual) y con ello hacen carrera a la espera de que en Madrid se les premie por su papel de pastores del rebaño. Una mafia anti-asturiana, muy reducida y localizada, es la que está cometiendo uno de los mayores genocidios de la historia. Se trata de vaciar el País para dejárselo bien barato a nuevos y futuros ocupantes, que con sus millones podrán especular con la costa, deshaciéndola, con las cuencas desindustrializadas, con los paisajes naturales. Ellos vendrán con su mentalidad depredadora, pues ya no se encontrarán con el brazo musculoso de un pueblo trabajador asturiano que les haga frente. Tan solo los emigrados (muchas docenas de miles en un País que oficialmente tiene poco más de un millón de habitantes, una barbaridad), los ancianos y los nostálgicos rumiarán que algo se habrá perdido: nada menos que una Nación. Pero como dice la letra: “Asturies llevanta´l puñu pa valtar al que t´afuega”.

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